martes, 15 de diciembre de 2009

Historia de un amo y una esclava




Había una vez un amo que tenía cuatro esclavas, Tres para satisfacer su cuerpo, una para placer de su alma. Esa esclava era distinta era sumisa y callada, sabía complacer a su amo, como toda buena esclava.


Él solo le dedicaba algunas noches para regalarle palabras, la trataba con dulzura, le agradaba escucharla. Cuando la sentía triste y descubría que una lágrima le rozaba las mejillas y con ternura la borraba y le decía: “Chiquita, no llores, todas las tormentas pasan”.
Pero ella sufría mucho se sentía despreciada, se creía poco digna de un amo que la amara.
Se pensaba poca cosa para pertenecerle en cuerpo y alma, quería ser como las otras, aquéllas, las tres esclavas, las que tenían sus besos, su pasión, no sus palabras, aquéllas que tenían su lujuria, su dulce castigo, no solamente su alma.


Y ella sufría en silencio, porque sabía que lo amaba, él era calor, chispas, fuego, y ella en sus brasas se quemaba. Él era viento fuerte, lluvia, escarcha, pero también era hielo y su frío la mataba.


Un día él la llamo, le dijo: “Ven esclava, deseo decirte algo, solo escucha callada, a partir de hoy ya eres libre, eres dueña de tu alma, por ser única, irrepetible, así eres premiada, te doy tu libertad, eres ave no perteneces a una jaula, el aire, el sol, el viento serán solo los amos de tu alma”.


Ella bajó la cabeza, no podía decir nada, Él la miro a los ojos y le dijo:”Dime esclava, di ¿por qué no sonríes si hoy has sido premiada?”


La esclava se quedó ahí y solamente lloraba, su corazón no quería latir, sentía que la vida la dejaba.
Y él volvió a preguntar, ahora exigente, iba a obligarla a decirle qué ocurría, por qué el llanto si él la liberaba. Ella temerosa y dócil, lentamente alzó la mirada pero no pudo decirle que ese premio la mataba, que no quería ser libre, que sin él ya no era nada que quería estar con su amo que fuera su jaula dorada.


Solo le dijo, “Amo, no me deje, solo quiero ser su esclava”
Él lo pensó un momento, no dejó que se alejara, su corazón fue más fuerte y solo pudo abrazarla, ya no la dejaría ir, ya no podría vivir si se marchaba.
Le dio un beso y susurrando le dijo que la amaba, él no supo nunca de qué forma ocurrió lo que pasaba.
Ella se apoderó de su mente, de su piel y de su alma...
No entendía cómo ni cuándo, aquélla, la única, ésa, su eslava, se había convertido en su AMA...
Él quería pertenecerle, no quería esclavizarla....
Siempre sería su esclavo, ése, el único....aquel que más la amaba...

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